Era un día de sol, el ruido, la música, el bullicio y el color giraba alrededor. Mayores y niños llenaban las calles, orquestas, funciones, tómbolas, animales...
¿Dónde estaba? Me encontraba en un mundo nunca visto como el que se ve en los dibujos animados, estaba extasiada, juguetes y columpios por todos lados, olores dulces... Mmmmm... Algodón de azúcar? ¿o manzana de caramelo?
Corrí hacia al puesto de los muñecos y no me dejaron participar, quise subir en el carrusel y me dijeron que no, probé en la noria pero al ir sola no me lo permitieron. Probé suerte en la función y con tanta gente enfrente de mí no pude ver nada.
Me empecé aburrir de todo aquello, me sentía vacía, algo me faltaba y empecé a deambular sin rumbo hasta que te ví a lo lejos...
Tenías tu mirada sonriente clavada en mí, te agachaste y me abriste los brazos. Entonces entendí que eras lo mejor que podía tener en el mundo.